Las cumbres mundiales del clima seguirán fracasando hasta cuando los hombres se den cuenta de que ellos mismos son la naturaleza. No es que nosotros estemos aquí; y los mares, el aire, los bosques, allá. Es que somos uno con ellos.
Pocas ideas han sido tan perversas como la proclamación del hombre como rey de la naturaleza. Esconde una subordinada: el vasallo sería el planeta. El rey ordena, el súbdito agacha cabeza. El ser inteligente usa y abusa de los brutos y de los inertes, pues el orbe está a su soberano arbitrio y servicio.
Esta jerarquía duró hasta el día en que el ahogo de los elementos comenzó a asfixiar al flamante rey. Con ceguera, este reaccionó manteniendo intacta la distancia entre su majestad y el orden de la tierra, animales y...